jueves, 4 de junio de 2015

Lo que dices sin hablar

Me llegan al oído las palabras que no mientas
para resonar con decrépito temblor
en esta mente que apenas ya te recuerda.

Me dicen tus labios sellados
que siguen sin besar
de la misma manera
en la que hundíamos barcos en nuestro pasado.

Que las longitudes
se siguen midiendo por suspiros,
aunque haya ahora
puntos de partida
                   y no de llegada
a los que alcanzar.

Que no existe horizonte en el que nuestras siluetas
no se dibujen,
ni sueño que sin pesadilla acabe.

Que la poesía duele más
si piensas en quien te la mostró.

Me llegan al oído esas palabras que no piensas
en la realidad,
existentes tan solo en este cielo efímero que veo yo,
y nadie más.

Que suerte de tu imagen
poder mostrarse
con esa terrorífica nitidez
del que toca
                 huele
                    y saborea en sueños
los manjares que en vida
no es capaz de elaborar.

Que potencia la de la mente
que cree en el hiperrealismo
porque en él vive sin parar.

Que desgracia pensar tan siquiera
en la posibilidad de acertar.

Esto no es un poema al desamor.
Esto es un mantener la vista al frente
como ejemplo de continua derrota.

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