miércoles, 11 de marzo de 2015

In memoriam.

Despertaba el sol por Madrid,
alumbrando su luz las vías.

En la radio no sonaban sino lágrimas
de una desgracia inesperada.

Tornáronse en rojo el rocío de nuestras caras
en aquel amanacer de escarchas.

Once primaveras ya
de un lamento desesperado
y sigue el mundo igual.

No hay mal que por ellos no vengan.

Muerta la inocencia
sólo quedan nuestras voces
para gritar la repulsa
de esos actos atroces.

Que el absolutismo de sus miradas
no sea el final de las nuestras.

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