lunes, 30 de marzo de 2015

Ornitología

Los pájaros vienen
y me miran,
me muestran lo que podrían
llegar a ser,
lo que casi son
y no serán
por no enseñarles a volar.

Los pájaros vienen
mas no se quedan,
se estrellan
en montañas de desesperación
buscando un cielo
que intento pintar de azul
y no consigo sacar
de este gris marengo
color borrón.

No soy pájaro,
no tengo esa suerte.
Tampoco ornitólogo,
pero sé,
que al alzar el vuelo,
vio el pájaro que no era ave
sino perro,
y deseó ser gato.

No lo era,
y ahora,
yace aquí el rastro
de un pájaro muerto.

 ----oOo----

Este es uno de los 4 poemas que leí en el recital Versalando de Puerto Real. Me temo que no hay documento gráfico esta vez más allá de una foto de grupo, y el reportaje que hicieron los de Tele Puerto Real, que dejaron de grabar al comenzar mi turno (demasiado feo para la tele, supongo). Así que, al menos, os iré publicando los 4 poemas, que eran "inéditos" en el blog.

El chinito de azul sin afeitar ni peinar soy yo.

Por otro lado, el viernes participé también en la presentación del libro El cadáver presenta de Paula Aguirrezabala, y recité tres poemas incluidos en el catálogo Extraño (en Otros pensamientos lo tenéis para su descarga). Recordaros que en la página de Facebook (Alpensarmiento) estoy colgando dichos poemas con su correspondiente cuadro además de muchos artículos e información sobre poesía very very interesting!

jueves, 26 de marzo de 2015

Primer recital Versalando - Poema: Inefable

Termino ya con los tres poemas recitados en Versalando. En este caso se trata de uno de los poemas incluidos en el catálogo de la exposición de cuadros Extraño, de Pablo Castañeda Santana. En la pestaña de Otros pensamientos podréis encontrarlo para descargar.


Poema:

Inefable

"¿Qué pasa? ¿qué me pasa?

Sólo el recuerdo
alimenta el ser
de lo que siendo
no es más de lo que fue.

Mente atrofiada
por los sentidos alienada
busca en forma y color
la definición ya concebida.

No entiende más allá
de lo dado,
más allá de lo hallado.

En un mar de piedras perdida
encuentra el alma
del que hablando olvida.

Mas no el sentido,
no la dirección,
sólo lo vivido
sin ninguna explicación.

Y ya en último recurso
orgullo incólume de humano dolorido,
usa en su lengua lo inefable
para explicar lo que no ha entendido."


Y bueno, recordaros que este sábado vuelvo a participar en Versalando, esta vez en la librería Pérgamo, en Puerto Real. Estaremos allí desde la 1 de la tarde, y hasta que nos den los versos. Prometo hacerlo mejor (peor no se puede).

sábado, 21 de marzo de 2015

Primer Recital Versalando - Poema: Quizás

Os dejo hoy con el segundo poema que recité en Versalando. Como podréis comprobar, leo el poema como me sale de los nervios, y me equivoco en un par de versos. Pero la gente no se dio cuenta (eso, o que aplaudieron por pena).


Os dejo aquí el poema, que no lo tenía publicado en el blog.

Quizás

"Quizás quiera leer poesía
que hable sobre cómo
echar de más,
y no de menos.

Quizás quiera pensar
en una tristeza
que no sea mi vida,
o en una vida
que no sea mi tristeza.

Quizás quiera besar un clavo
oxidado, o ardiendo,
un clavo ya clavado,
y que no me sepa al recuerdo
de tus labios con los míos.

Quizás quiera recibir tu voz
en formato ruego
o pidiendo permiso,
para demostrarme ser capaz
de decir que no, lo siento, está ocupado.

Quizás me de miedo la soledad
a la que tanto alabo,
y busque en la añoranza
la compañía de tu abrazo.

Quizás, y sólo quizás,
te siga queriendo.
Aunque quizás, y sólo quizás,
me siga mintiendo."

Y ya sabéis, la semana que viene tenemos otra cita con los compañeros de Versalando, mucho mejores que yo, por supuesto, a las 13:00 en la Librería Pérgamo, Puerto Real.

jueves, 19 de marzo de 2015

Allá donde tiempo y espacio no importan.

He estado pensando en lo que dijiste, hermano. En la nada que nos rodea. La que nos rodeará. He pensado en las tonalidades de su oscuro hacer, en lo infinito de su reguero en nuestra piel. He estado cavilando sobre los posibles caminos que a ella nos lleven, y he imaginando también los que a ella sobrevivan y, ya sin nosotros, claro, terminen en la nada de otros, de otras, y quién sabe si en la mente de algunos y algunas, o incluso todos quizás. Lo dudo. Al menos no los míos. He intentado zambullirme en la letanía de una mente aguda, en la inmensa decrepitud del pensamiento cuando no ven los ojos más que negro sobre negro y blanco sobre blanco.  Por ponerle un nombre, ya sabes. Mi cuerpo ha probado a abandonarse a un segundo plano en el que el trabajo no importa, las enfermedades no existen, las letras sobran e incluso no hay ojos ni sonrisas que se claven en él. He cerrado y abierto ventanas. No las mismas: he cerrado las que dan frío, he abierto las que dan amplitud de miras. Conforme iba ascendiendo al nivel en el que te imagino a ti, he notado helar las manos y los pies. La espalda ha tomado consciencia de sí misma y ha empezado a temblar en busca de no sé si un botón de parada o un pedal acelerador. De repente la vida no era vida. Mi vida no era vida. Mis sueños, por desgracia, sí que han seguido siendo tales. Me he visto a mí. Yo era yo, sin nada que añadir por nadie. Inefable en mi ser y estar. Las distancias, inequívocamente esquivas, hacen acto de presencia abriendo un abismo de preguntas sin solución entre nosotros. En un comienzo inducido, yo. A lo lejos, tú. Tú eras mi tú. Un tú dorado y factible, con un halo brillante al más puro estilo infante de siete años frente al Rey Melchor. Así como yo te veo. Un ángel que no se frota las alas, sino el nabo. Un ángel que no ha caído de ningún lado pues es más real que las manos mismas que escriben esto. Ahí estabas tú, físico presente con alma jadeante. Un preludio en tu mirada. Una decepción en tu expresión. Has llegado adonde yo no. Has tocado lo que yo ni imagino con mirar. Has sentido al Ser fluir sencillo y fácil por ti, mientras que yo estrujo venas para desprender la primera gota de una poción que ya inventaré. Ahí estabas tú, mi tú, a un abismo de por qués y por cuántos de mis lo siento, no lo entiendo. Mirando en rededor lo que no esperabas encontrar, lo que sin duda contabas en tu lista de haberes por haber, y un par de cosas más que ni yo sé qué hacen ahí. Cómo lo voy a saber, si no sé ya ni pensar. Cómo voy a verte ahí, tan cerca y a la vez  tan lejos, con esa falsa impronta de lo que se puede ver y queda a tanta distancia, si la distancia no es tanta y en cambio yo no te veo. Cómo voy a pensar en nadas y en todos si mi mente no abarca tanto ni tan poco. Respectivamente, sí. Cómo voy a volar a siquiera cuatro niveles bajo ti, si no hay más altura que la que pintan tus manos en un lienzo cuando quieres desdeñar la imagen que tenemos todos de igualdad. Cómo pretendo entenderte a ti, un artista, un nacido del arte, creador y creado por y para él, si ando en proceso de elaboración para nacerme tal y no hacerme como cual, y van ya demasiados bocetos como para considerar lo primero en lugar de lo segundo. Cómo tratar de equiparar mares con montañas. Cómo terminar esta carta. No lo sé. Dímelo tú.

domingo, 15 de marzo de 2015

Primer Recital Versalando - Poema: ...8, 9, 10, ¡Voy!

Bueno, iba siendo hora ya de que subiera los vídeos del primer recital Versalando en el que participé hace poco más de un mes.

Este es el primer poema recitado, que servía como presentación a mí mismo. Posiblemente os suene, ya que se trata de un poema publicado con anterioridad en el blog (aquí).

Sin más dilación, os dejo con el primer vídeo, ya os subiré los otros dos más adelante. Perdonadme el audio, y la voz, y los nervios, y todo: "¡Era mi primerito día!"



Aprovecho para anunciaros que el día 28 de marzo a las 13:00 estaré en la Librería Pérgamo, en Puerto Real, para volver a recitar junto a los compañeros de Versalando

viernes, 13 de marzo de 2015

Y tú, ¿no piensas asentar la cabeza?

Entrada publicada en El blog del Kilo the Babas:

No son tantas veces las que me lo han preguntado, para qué os voy a mentir, pero sí que ha habido alguna. Y eso es suficiente para hacerme pensar.

- A ver, ¿cuántos años tienes, Daniel? 27 ya, ¡uff, casi nada chaval! Con esa edad tu madre tenía ya a dos cabezones dándose cabezazos por los pasillos (así hemos quedado, ¿verdad, Isra?); y tú, ahí, que lo más importante que te has planteado en tu vida últimamente ha sido dejarte crecer esa mierdibarba de tres centímetros durante dos meses, y sólo porque no encuentras la maquinilla que sueles usar para recortártela (la barba, claro).

En serio, Daniel, ¿no tienes proyección de futuro alguna? No, no me vengas con que sí, que te gustaría vivir solo y ser independiente y bla bla bla, que de megustaríaques y ojaláques están llenos los sueños y no por ello abandonan la dimensión onírica. Te pregunto por algo más serio, por un futuro en un sitio en particular, con una dedicación en particular, y unas personas de las que rodearte en particular. Te hablo de formar un hogar. Tú solo o tú acompañado, pero que sea un hogar, no una casa en la que vivir y ser independiente. Te hablo de dejarte de ilusiones sobre hacer cerveza y poesía y ser ingeniero y hacer deporte y saber algo sobre arte y algo sobre historia y algo sobre política y algo sobre cualquier algo que se te haya metido entre ceja y ceja en ese preciso instante y centrarte en un único aspecto, dos si me apuras. Espera, déjame respirar. Céntrate en una única flor y deja de picotear por tanto jardín.

Porque de eso va la vida, ¿no? De no intentar ser un hombre del renacimiento y quedarte a medias, para poder dedicarte exclusivamente a algo por y para siempre y ser bueno en ello (que no el mejor, tampoco te pases). Debes saber que la cosa va saber de una única cosa para poder tener el orgullo de decir "Oye, que solo sé sobre esto, pero sé mucho, ¿eh?".

Olvídate de tus sueños nacidos de la depresión post-erasmus en los que te dedicabas a trabajar unos dos años, tres máxime, en una ciudad para migrar a otra, en otro país incluso, y enamorarte de esa ciudad, de sus costumbres y personas, de sus callejones y callejuelas, hasta que el hastío aparecía y empezabas a odiar sus manías que ya no serían costumbres sino maníaticos tics que te desquiciaban y entonces te mudabas a un nuevo lugar, con un nuevo trabajo y un nuevo ambiente del que enamorarte, y así otra vez, y así vuelta a empezar.

Olvídate de tus viajecitos al extranjero, pongamos dos veces por año, y de tus escapadas fin de semana sí y fin de semana también. Olvídate de hacer lo que te dé la real gana y empieza a pensar un poco en los demás, so egoísta, habráse visto, disfrutar de tu vida como si fuera propia y no pensando en que los demás hayan decidido no hacerlo como tú.

Déjate ya de adolescencias y madura, ¡leñe! Toma un camino, una decisión, un destino. Empieza a parecer adulto, que vaya vergüenza que te pidiesen el carnet de identidad hace dos semanas para comprobar que tenías más de veinte años. Es hora de que crezcas -no físicamente, lo siento, eso ya es imposible para ti- y te empieces a comportar como un hombre hecho y derecho, como una persona de la que poder decir "míralo, ha llegado hasta ahí con su esfuerzo y sufrimiento. Sí, bueno, quizás no haya llegado a mucho pero oye, ha sufrido para llegar ahí y sólo por eso se debe sentir satisfecho, se puede dar con un canto en los dientes, vamos". Es hora, en definitiva, de ser lo que la sociedad espera que seas para no sentirse menos sociedad.

Bueno qué, chaval, ¿se te ha ocurrido ya alguna forma de asentar la cabeza?

- Pues mira, asentarla no sé, pero un dolorcito de cabeza sí que me ha dado, así que me voy al bar a por unas cervezas. Ya si eso cuando vuelva te digo algo. Si eso. SIESO.

miércoles, 11 de marzo de 2015

In memoriam.

Despertaba el sol por Madrid,
alumbrando su luz las vías.

En la radio no sonaban sino lágrimas
de una desgracia inesperada.

Tornáronse en rojo el rocío de nuestras caras
en aquel amanacer de escarchas.

Once primaveras ya
de un lamento desesperado
y sigue el mundo igual.

No hay mal que por ellos no vengan.

Muerta la inocencia
sólo quedan nuestras voces
para gritar la repulsa
de esos actos atroces.

Que el absolutismo de sus miradas
no sea el final de las nuestras.

domingo, 8 de marzo de 2015

La playa

La playa debe ser
algo así
como un paraíso
para los que creen que el destino
ya está escrito.
Un paraíso
para esos que piensan
que no importan
las pisadas
que por la orilla vas dejando,
pues el mar,
                      el tiempo,
se las llevará consigo
y la arena frente a ti
seguirá inmutable
esperando a tus pies anhelante.

No soy yo de esos.
Mis pisadas están atrás, sí.
Quizás no influyan
en el grosor de los granos de arena
que por delante me encuentre,
o en la cantidad de piedras
que en mi camino se interpongan.
Pero sí que me marcan el sentido,
la dirección.
Gracias a ellas,
o por su culpa,
me veré obligado
a escalar dunas
o cruzar a nado.

No caso yo con destinos
en el vaivén de las olas
o en los surcos del viento prescritos.

Pero da igual,
decidme vosotros
si esto
no es el paraíso.

jueves, 5 de marzo de 2015

Cambios

En un mar de espejos me perdí
buscando la imagen
que de mí tenía.

Ahora no sé quién es el que mira,
ni el mirado,
no distingo el reflejo del reflejado.

Es hora de que suenen cristales rotos.