martes, 24 de febrero de 2015

The first one

Fue increíble, aún no salgo de mi asombro.
De creer que de algo serviría os lo podría incluso jurar:
Increíble.

Pero tan increíble,
como cierto.

La velocidad recorría las venas
engullendo en su furia
cualquier ápice de sedentarismo presente.

Las luces se mezclaban con las sombras
en un contraste de claro-oscuros
que entubaban la visión cual noche ebria
de sábado atronador.

Las ondas del sonido llegaban lejanas,
turbias voces de ultratumba
con más ruido que nueces.

Y ahí estaba yo,
epicentro de miradas,
altavoz para oídos aviesos de verdades,
diana de miedos e inseguridades.

Ahí estaba yo,
recibiendo de forma exponencial
lo que jamás seré capaz de dar.

Gracias. De verdad.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Mi país de siempre tal vez

Cansado el ermitaño
de oír pájaro y no ver pluma
salió de su covacha
para observar expectante
que ni pájaro ni árbol
ni montaña ni cueva.
Y ahora
no es ya ermitaño
sino loco
para el pueblo que
con voces y no humanos
y casas y no humanos
y calles y no humanos
acata las órdenes de sus propias leyes
sin objetar la voz que ordena,
sin escuchar al pájaro que pía,
y sin ver al loco que sueña
con ser ermitaño
y vivir en una cueva.

lunes, 16 de febrero de 2015

Sábanas vacías

El miedo atenaza las ansias de libertad,
las subyuga al amparo de la razón,
la racional,
alejando de la toma de decisiones a la emocional,
la del corazón.

Explicadme vosotros,
que el 14 de febrero celebráis vuestro amor
y no una vuelta más al sol como hago yo,
cómo se besa a un ángel
si me faltan alas con las que volar.

Contadme de dónde he de sacar la voz
si las consonantes se agolpan en mi garganta
y las vocales agazapadas se hayan
en el fondo
de un estómago vacío de aleteos y valor.

Sólo del alborozo de las miradas
no proviene todo el calor,
pero qué frío el aire
si se camina descalzo
bajo las sábanas del colchón.

jueves, 12 de febrero de 2015

Curioso que el gusto de otros nos obligue a justificar nuestros desvaríos.
Como si la creatividad dependiese del ojo con que se mira.

martes, 3 de febrero de 2015

Procrastinación

Una ciudad de duendecillos
piel verde agua estancada
y ojos amarillo limón
vive a costa de mi aire
pendientes de mi respiración.

Una ciudad de duendecillos
alegres y contentos
con peces de colores
que nadan
en el mar de la desesperación.

Una ciudad de ambigüedades
creciente en luna creciente
y mengüante en luna nueva.

Una luna nueva de ciudades nuevas
mengüantes en viernes tarde
y crecientes en domingo amanecer.

Una ciudad de duendecillos
durmientes y bellas
vivientes sin ton ni son.

Una ciudad que crece
cuando la presión aumenta
y decrece en la laxitud de
las responsabilidades.

Una ciudad de duendecillos
que bailan
y cantan
y beben
y duermen
cuando no tienen que dormir,
ni bailar,
ni beber.

Una ciudad de duendecillos
que gritan ahogados
para pedir más agua.

Una ciudad de duendecillos
hechos
a mi imagen y semejanza.

Un ídolo dorado
en el centro de su plaza
un ídolo adorado
con vítores,
y mi cara.

Pues yo soy el culpable.
Yo soy su creador.