martes, 27 de enero de 2015

...8, 9, 10 ¡Voy!

De pequeño creía que,
si me tapaba
hasta arriba hasta arriba
y aguantaba durante un momento
la respiración,
las mantas se alisarían
y pondrían al nivel de la cama
para que no se notase que,
debajo,
había un niño escondido.

La de veces que habré perdido al escondite.

Pues así con todo.

miércoles, 21 de enero de 2015

De perogrulladas y pleonasmos.

Creyendo yo y más de uno,
que era Quevedo precursor
amo e inventor
de las perogrulladas,
cuán enorme sorpresa
encontrarme sin resuello
a semejante inútil
decir como si nada
que era blanco el color del caballo blanco de Santiago,
que las escaleras se suben para arriba y se bajan para abajo,
que hay que salir hacia fuera, entrar para dentro, ser lo que se es
y un sinfín de pleonasmos estúpidos si se sueltan con una sonrisa de declarada victoria y satisfacción
como si la ley de la relatividad o el principio de arquímedes acabase de ser descubierto en boca de este señor.

"La EPA de mañana será la que conoceremos mañana". (Mariano Rajoy, 21 de enero de 2015)

Bravo por usted, señor Presidente del Gobierno.

"I have a dream" dijo Luther King.

Yo también,
y manda huevos malgastarlo en algo así,
pero tengo yo un sueño también:
que "Buen Presidente" deje de ser oxímoron en nuestro país.

lunes, 19 de enero de 2015

Gádir

Niña ojos tristes, sonrisa inquieta,
dime qué le haces al aire
para condensar en un suspiro
todo el anhelo de un marinero en tierra.

Niña manos frías, corazón ardiente,
cuéntame con lujo de detalles
cómo se desatan los vientos
por acariciar con blanca espuma tu cabello.

Niña color plata, arruga bella,
por qué esta magia en tu mirada,
que a tus vecinos enloquece
y a los foráneos tanto atrapa.

Niña baluarte, pétrea defensa,
cántale al sol tus desaires,
que los males por la garganta salen
si los cantas a través de otras voces
en letras y compás de carnavales.

Niña madre, hermana y abuela,
acógeme en tus calles de febrero
y permíteme el beneficio de la duda
de no saber si fuiste tú, u otras tierras,
las que sirvieron de base a mi cuna.

domingo, 18 de enero de 2015

Sigo odiando los domingos

En la soledad del domingo
se abandona mi mente
lluvia y viento mediante
a la quietud del egoísmo.

Ventana de claros ojos
sonrisa blanco cielo
por la que observo roto
lo lejos que de ella quedo.

Cae sobre mí el frío,
rayo implacable
de infinitos recuerdos,
para destrozar
en su helada impronta
los pasos de frente
que con una mano cuento.

Se aleja el tiempo
de los guiños inocentes
del abrazo con brazos
y no con sueños.
El tiempo
de malabares y equilibrios
en el que sus labios
dibujaban su propia sonrisa
sin influir en mi anhelo
por probar sus besos.

En la soledad del domingo
observo impávido
al derrumbe de torres
de realidades de invierno.
Caída libre
de tasas e impuestos
al vacío que llena
de nadas mi cuerpo.

Resopla la nube
de esta tarde de aguaceros,
silba en la ventana
buscando la explicación
a la niebla
que cubre mi cara.

Y qué le digo yo ahora al viento
si me mueven más que su levante
todos los suspiros que llevo adentro.

jueves, 15 de enero de 2015

El escritor vanidoso

Dejó de leer a los clásicos de la literatura porque le enseñaban qué era lo que tenía que hacer para escribir bien.

Se pasó a la lectura de mancos, tuertos, mudos y sordos de la prosa y el verso, de esos que colman los estantes de los más vendidos en las librerías, pues ellos le enseñaban qué era lo que no tenía que hacer.

miércoles, 14 de enero de 2015

Pongamos que hablo de atardecer

Venga, otro más.

Todos los putos atardeceres igual.
Todos del mismo color.

Y mira que me gustan,
que me emocionan
y embaucan,
que no me canso
de darle vueltas
a este mundo
para poder disfrutar de uno,
y otro
y otro
y otro atardecer,
que los denomino como "otros"
pero que en realidad
son el mismo.

El mismo cielo
de gases nobles
y vientos huracanados.
Los mismos colores
dibujando de rojo
los reflejos de los cristales.
Las mismas nubes
cambiadas de lugar,
y poco más.

Un mismo horizonte
plano, de miras planas,
de cielos de colores y nubes
y cielos y colores y nubes
y así todo
y así todos
y así plano
y
así
atardecer
tras
atardecer.

Y me gustan, de verdad
os juro que me gustan,
pero me canso.

Y entonces lo intento,
los cambio, los redibujo,
les devuelvo el color
que antaño tuvieron.
Les abro el amplio abanico
de azules
de verdes
de marrón, lila y añil,
hasta el extenso campo de grises
entre negro y blanco
les abro.

Pero no es lo mismo.
Ya no son atardeceres ajenos,
atardeceres cualquiera.
Ya no brillan con estrella propia,
ya no alumbran satélites propios.
No es ese resplandor su luz,
sino la mía.

Y,
créanme,
tampoco soy tan bueno
pintando atardeceres.