martes, 9 de septiembre de 2014

Contr-adicciones

Besar un reloj
como el que
abraza al tiempo
que no tiene.

Estrujar entre
sus brazos
cada segundo
para que el
final no llegue.

Lamer las horas
durante horas
sin conseguir
que el tiempo
corra sin correrse.

Reiterar y repetir,
que es lo mismo,
pero no,
día también
tras día sí,
hasta hacer
del continuo
espacio-tiempo
un bonito
caleidoscopio
de socavones.

Jugar al
quién es quién
con las caras
observándote
y todas las cartas
en tu mano.

Fallar con
el mismo
bigotes de
sonrisa estúpida
una y otra
y otra vez.

Romper por
billonésima vez
la carta de
la señorita
de gorro rojo
por intuir de nuevo
ese "ya te lo dije"
en su cara de pez.

Buscar tus
buenos días
cada mañana
en la jaula
que tú misma
dejaste vacía.

Llenar y rellenar,
que es lo mismo,
pero no,
el cuenco de comida
con el alpiste manido
de hace un mes.

Dejar la
puertezuela abierta
por si él
algún día
decide volver.

Así como con la jaula.

Salir al parque
a correr
y contarle
a las flores
que lo volviste
a hacer.

Que volviste
a escribir,
a sentir,
a reprimir
y rugir
por lo que ya
un día de julio
les vomitaste
en su redil.

Te pica una abeja
te rascas y jodes,
y vuelves a correr.

Llegas a casa,
bañera lista
con agua hirviendo.
Dos copas de borgoña,
y una hora de (en)sueño.

Salir, beber,
y el rojo
de siempre
coloreando
tu piel.

Como si sufrir fuera un placer.

Te miras,
te observas,
te escupes,
y narras
tu historia
otra vez.

En el reflejo,
en la pared:
el reloj
al fondo,
a su lado,
el quién
es quién.
La jaula,
vacía,
y su foto
en la pared.

Te giras ansiosa,
y vuelves a empezar.

Besar un reloj
como el que
abraza al tiempo
que no tiene...

Suena alguien
en el espejo:
- ¿Ves? Aquí
tienes tu adicción,
que pretendes
ser tú,
sin pasar
por ser yo.
- ¿Y qué?
Si ahí,
cuando tú,
dejes de ser
para que yo
pueda ser yo,
se acabará
mi contradicción.
Déjame morir
a mi manera,
que de la tuya
no sé vivir.

2 comentarios:

  1. (Re)vuelves. Vuelves con una de esas entradas con las que revuelves mi estómago. Otra vez.
    Me ha encantado.

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    1. Y seguiré volviendo mientras estéis ahí leyendo.

      Gracias por primera vez, o gracias de nuevo. Pero gracias por siempre.

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