jueves, 14 de febrero de 2013

A quien le importe que avise

Es gracioso, a veces, Facebook me recomienda solicitarle la amistad a ciertos personajillos que, por su foto de perfil, deben de ser muy graciosos, o deben estar "mu fumaos". Cierto es que no lo he llegado a saber nunca. Me intereso por ellos, por sus quehaceres diarios, si tiene novia o novio, si son guapos o feos, si en realidad todo lo que se me está pasando por la cabeza en ese momento me importa una mierda o no. Y sí, efectivamente, gana el no. Se me va el interés, así, de repente. Y refresco la página para ver qué otras caras raras me depara la columna derecha de Facebook. Pero nada, la segunda tirada nunca merece la pena, mas vale esperar.

Otras veces, cuando ya estoy hasta los mismísimos párpados de no hacer nada, cuando me aburre tanto estar aburrido que necesito dejar de estarlo para aburrirme con otra cosa, en ese preciso momento, me aparece una personajilla que, lejos de tener las graciosas caras de los demás desconocidos (algunos feos como ellos mismos, y otros feos comunes con otros feos), inspira en mí el hambre depredador de cualquier Manolito de fin de semana a las 5:00 de la madrugada en una discoteca. Despierta mi interés y, de repente, sólo veo en mí esas ganas, igual de imparables que de innecesarias, de dejar volar la imaginación frente a ella. Lo confieso, se me nubla la vista y noto el típico hormigueo que sube por la nuca cuando estás a punto de tener una erección, como avisándote de que, o paras, o te tendrás que calzar el paquete hacia la derecha para buscar hueco.

Y entonces ocurre. ¿Y si fuera ella? Qué buena ruta turística le haría con el coche por la bahía de Cádiz, con algo de heavy o rock del bueno sonando de fondo, para hacerme el duro y esas cosas. Un paseito por la playa, luz de luna, etc. etc. y entonces ¡PAM! Pichazo que te crió.
"Danié, ¿a qué viene esa sonrisa?". No lo quieras saber. Mi cuerpo inundado completamente de una gran oleada de serotonina provocada por las imágenes que en mi mente vuelan. Ya no puedo parar, ni meter la mano en el bolsillo derecho, algo lo bloquea, y doy rienda suelta al lado izquierdo de mi cerebro. ¡Joder si me hiciera director porno! ¡Nacho Vidal dejaría el blanqueamiento de dinero seguro!

Bueno, mejor dejarlo ya, me estoy empezando a sentir como un puto depravado  Además, ya se han acabado las fotos de su álbum. Qué pena, "Lucía" (por poner un nombre), que sólo sea tan valiente en mi mente, porque estoy seguro que de conocerme, no quedarías indiferente. Y menos mal, Lucía, que esta hinchazón se quita con un pajote de 5 minutos (je...5 dice). Ha sido un placer, sobretodo mío, pero, me temo, no nos volveremos a ver. No eres tú, soy yo, que soy gilipollas a media jornada, y la otra la mitad la paso en la oficina metido.

Ves, ya me volví a aburrir. Habrá que refrescar página, a ver con quién me encuentro.

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