miércoles, 29 de febrero de 2012

Cosas de la vida VI

Joder, puto dolor de cabeza. No sé ni si seré capaz de escribir en condiciones y si sabré expresar todo lo que quiero decir. A ver, empecemos.
¿Qué coño nos pasa?
A todos, a la humanidad en general.
¿En qué carajo estamos pensando?
Me he tirado todo el puto día peleándome entre certificados, importaciones y exportaciones de los mismos, instalación de software x para el navegador x y de software x' para el navegador suputamadre. Llama por teléfono. Bien, me encanta, un 902...ahora media hora de escucha robótica, para que encima te la cobren más cara. "En unos minutos le enviamos un correo señor". Me da coraje que me traten de señor...si me vieran la cara no me darían la mano para decirme su nombre siquiera (hechos reales), así que siempre creo que lo hacen para poder darme coba a escondidas.
Exactamente así ha sido, media hora más tarde de lo normal salía yo de la oficina esperando el puto e-mail, que además apenas servía de ayuda.
No, en serio. ¿No se supone que las tecnologías, y normativas, y reglamentos y estúpidas invenciones más están hechos PARA SERVIRNOS? Porque si es así, no entiendo por qué coño yo tengo una impresión totalmente contraria. Ando ya 6 meses para 7 metido en una oficina, intentando empaparme del mundillo del que se supone me voy a alimentar en un futuro. Y todavía no entiendo para qué coño sirven tantos documentos pollas. No les veo lógica. Normativas reguladoras de normativas que regulan normativas. Documentos que sin ellos no te doy el trabajo que tanto necesitas, ni mucho menos te pago lo que has hecho ya y que buen pastizal te ha costado entre materiales, trabajadores, impuestos, documentos y por supuesto una asesoría que te lleve al día dichos documentos, y que luego, incluso yo mismo los he inventado en 5 minutos, firma, fecha y sello incluídos, y han colado a la perfección. Manda huevos.
Me siento estúpido. De verdad que lo hago. Y me frustro, mucho, muchísimo. Pero a joderse. Éstas son las cosas de la vida que os traigo hoy, las cosas de la vida que nosotros mismos nos hemos inventado, y que ahora no podemos desinventar.
Borrón y cuenta nueva.
Ojalá los mayas lleven razón y empiece la nueva era de una puñetera vez. Lo estamos pidiendo a gritos.

domingo, 19 de febrero de 2012

Adiós del verbo odiar

¿Qué cuesta empezar una nueva vida?
No sabría deciros exactamente cuánto, pero sí os sé decir que con esta mierda de sociedad actual, mucho. Y no hablo de dinero, hablo de esfuerzo. Esforzarte en que te permitan hacerlo. Tampoco es tanto, ¿no? Sólo pido que os olvidéis de mi nombre, mi cara, mi voz y mi puñetero carácter. Y yo a cambio prometo no dar más por culo. Que se borren registros y listas, total, un ciudadano más que menos entre los siete mil millones de ellos que hay en este planeta no es gran diferencia. Este desarrollo nos está llevando a la más pura esclavitud. Y utilizo esclavitud como antónimo de libertad. No porque nos obliguen a trabajar, claro está que más bien hacen todo lo contrario.
Cuanto más lo pienso, más coraje me da. Hacedlo vosotros, imaginad que decidís coger carretera y manta y desaparecer del mapa. Que intentáis alejaros de vuestra realidad para poder alcanzar otra que os guste más. Y luego haced un recuento de trabas, problemas, costes. Una lista larguísima. Tanto que dan ganas de romperla en mil pedazos en un desesperado ataque de locura. Joder, ¿qué digo romper la lista? Romper lazos, fronteras, y alguna que otra cara...¿por qué no? Todo el mundo necesitamos desahogo. Pero al final lo único que consigues es romperte los nudillos contra las cuatro malditas paredes de siempre. Las que te aprisionan y te asfixian día sí y noche también. Algún día me atreveré a usar en condiciones la cabeza. A ver si de un golpe certero me quedo tonto del todo, con baba incluida, y me dejo de mierd... perdón: medias tintas. Odio la mediocridad, vaya ironía. Puta vida ésta de ironías. Que soy el chico fuerte y de mente abierta de la familia, y que esté cerrado en banda en ahogarme por dentro en agua salada.
Si algún día lo consigo, juro que inventaré algún tipo de artefacto para observar reacciones del antiguo alrededor. Tiene que ser gracioso ver cómo la gente, que ni me saluda o conoce en persona, se pasan entre ellos mensajes vía redes sociales con la esperanza de que algún pringao de ellos dé conmigo con el mero hecho de conectarse a internet y leer que me he perdido. Dirán que me echan de menos y todo. ¿Es o no es gracioso? Los que lo hagan de verdad, de corazón, lo siento de veras por ellos, pero estoy cansado de sensiblerías para decir que yo también lo haré.
Mucho palabrerío, y pocos cojones, pensaréis, y sin equivocarse. Pues sí, eso es lo que hay, para no variar. Quién fuera lo suficientemente valiente para pronunciar ese adiós del verbo odiar que yo no diré jamás.

jueves, 16 de febrero de 2012

Do widzenia

Hoy he recordado que,
desde hace tiempo,
perdí la noción del mismo.
Hoy he recordado que ya no recuerdo números
y mucho menos sentimientos.
No en su totalidad, al menos.
Hoy he recordado que necesito ayuda para recordarme en el pasado.
No sé si alegrarme, me sigue dando miedo la soledad,
no me vaya a gustar, y,
al fin y al cabo, aunque fuera sólo en mi mente,
tu compañía nunca fue intermitente.
Conlleve lo que conlleve, el tiempo ha pasado,
y no en vano.

lunes, 13 de febrero de 2012

Redundeando ando

Redundancia: se entiende por redundancia la repetición absurda e inútil de una palabra y/o derivaciones de la misma, o de conceptos, dando lugar a una abundancia innecesaria de ellos, que hacen de la frase que los contiene una frase redundante (válgame la redundancia).
De forma personal, y totalmente individual, entiendo y/o distingo dos formas o usos de la redundancia, diferenciando entre el uso voluntario y el involuntario.
El primer uso del redundamiento es, a mi parecer, con la intención de dotar de una redundante redundancia al texto que se quiera redundar, que no redondear, para inducirle así un redundantemente tono o ritmo poético que haga bailar las palabras en la mente del lector, o simplemente le anude la lengua y la razón.
El otro uso es únicamente por ignorancia, redundando el texto por la simple razón de no tener suficiente vocabulario para expresarse.
Y ahora...¿cuál de estos dos usos he usado yo?

martes, 7 de febrero de 2012

¿Valoras tu vida?

A mis compañeros lucentinos os sonará esta noticia del fin de semana pasado: "Joven lucentino de 23 años muere tras recibir dos puñaladas a manos de su tío".
Yo conocía a ese chaval. De hecho, compartimos clase, e incluso asiento casualmente, durante un año. No, no me deis el pésame ni prepareis palabritas de consuelo. No era muy amigo mío que digamos, ni siquiera éramos buenos compañeros. Se puede decir que nuestra relación se resumía a: "Te vas a enterar a la salida de clase Corbacho" y yo salir corriendo. No es que yo fuera un cagueta, que también, es que si con 14 años te sacaban una navaja multiusos suiza (con lima para uñas incluída) delante del profesor, sin que éste actuara, y a sabiendas que tu casa estaba a 20 minutos andando rápido, teniendo que cruzar el peor barrio de la ciudad en el que precisamente vivía él con todos sus amiguitos, pues como que se te escapaba un "peíto" mínimo. Sí... fue un mal año aquel. Aún me pregunto cómo no me partieron la cara ni una sola vez de las 1200 veces que aseguraron hacerlo (exacto, unas 4 amenazas por día). Ese año aprendí a correr de verdad por lo visto.
Pensareis entonces que quizás me alegre por lo ocurrido. Joder, nada más lejos de la realidad. En realidad me entristece bastante. Me entristece, y me hace reflexionar a partes iguales. Este suceso da que pensar sobre las diferencias. Él criando ya malvas a la temprana edad de 23 años, maldita sea, ¡23 AÑOS!, con toda la puñetera vida por delante. Y yo, con la inmensa fortuna de estar trabajando en estos tiempos que corren, ¡y de lo que he estudiado además!
En estas situaciones, te das realmente cuenta de la suerte que tienes de haber nacido y crecido en un sitio u otro. Y no hablo de países o continentes. En este caso la diferencia eran tan sólo de 20 minutos a pie.
Nacer y crecer en una familia unida, o en una familia en la que los padres están uno muerto y el otro encarcelado, ambos por temas relacionados con la droga. Eso es lo que marca la diferencia. Eso es lo que puede lanzar al éxito al más inútil o hundir en la miseria al mayor genio. ¡Ojo! No digo que él fuera un genio arruinado por las circunstancias que le rodeaban, ni yo un inútil con éxito... directamente inútil a secas. Quizás incluso fuera un cafre desde el primer momento. Pero eso ya, por desgracia, nunca lo sabremos.
Espero que, esté dónde esté, si está en algún lado, descanse en paz. Ciertamente, no le guardo rencor, ni lo hice nunca.

jueves, 2 de febrero de 2012

Contigo deseo soñar.
No quiero sentir esa humedad si no es contigo.
Prefiero notar el pulso en cada dedo al pasar bruscamente del frío al calor,
mejor que sea en tu interior.
Que me resbalen las dudas, miedos y sentimientos con un sólo roce de tu aliento.
Aprender a secar mis sábanas en el balcón será más divertido si es por esa razón.
Que implosione el mundo en el preciso instante en que dilaten las pupilas de tus ojos no será tal desgracia si los admiro con los míos.
Respiración dos en una al compás con el sofá.
Bendita inocencia la de las fotos que desde el pasado nos observan.
Si a los 8 años llego a saber que presenciaría tal locura en un futuro, habría sonreído más.
No es suficiente, abre puertas y ventanas. Que nos miren y admiren las estrellas,
enanos destellos en la inmensa oscuridad de tus ojos.
Que sople fuerte el viento para destapar tus vergüenzas y mis delirios.
Que sólo el amanecer de una guerra me despegue de tu piel.
Buenas noches decías, buenos días contesté, que la noche ya la he tenido yo buena junto a ti.
Si un sueño no-nato nunca puede acabar, desearía no haber empezado este jamás.