martes, 7 de febrero de 2012

¿Valoras tu vida?

A mis compañeros lucentinos os sonará esta noticia del fin de semana pasado: "Joven lucentino de 23 años muere tras recibir dos puñaladas a manos de su tío".
Yo conocía a ese chaval. De hecho, compartimos clase, e incluso asiento casualmente, durante un año. No, no me deis el pésame ni prepareis palabritas de consuelo. No era muy amigo mío que digamos, ni siquiera éramos buenos compañeros. Se puede decir que nuestra relación se resumía a: "Te vas a enterar a la salida de clase Corbacho" y yo salir corriendo. No es que yo fuera un cagueta, que también, es que si con 14 años te sacaban una navaja multiusos suiza (con lima para uñas incluída) delante del profesor, sin que éste actuara, y a sabiendas que tu casa estaba a 20 minutos andando rápido, teniendo que cruzar el peor barrio de la ciudad en el que precisamente vivía él con todos sus amiguitos, pues como que se te escapaba un "peíto" mínimo. Sí... fue un mal año aquel. Aún me pregunto cómo no me partieron la cara ni una sola vez de las 1200 veces que aseguraron hacerlo (exacto, unas 4 amenazas por día). Ese año aprendí a correr de verdad por lo visto.
Pensareis entonces que quizás me alegre por lo ocurrido. Joder, nada más lejos de la realidad. En realidad me entristece bastante. Me entristece, y me hace reflexionar a partes iguales. Este suceso da que pensar sobre las diferencias. Él criando ya malvas a la temprana edad de 23 años, maldita sea, ¡23 AÑOS!, con toda la puñetera vida por delante. Y yo, con la inmensa fortuna de estar trabajando en estos tiempos que corren, ¡y de lo que he estudiado además!
En estas situaciones, te das realmente cuenta de la suerte que tienes de haber nacido y crecido en un sitio u otro. Y no hablo de países o continentes. En este caso la diferencia eran tan sólo de 20 minutos a pie.
Nacer y crecer en una familia unida, o en una familia en la que los padres están uno muerto y el otro encarcelado, ambos por temas relacionados con la droga. Eso es lo que marca la diferencia. Eso es lo que puede lanzar al éxito al más inútil o hundir en la miseria al mayor genio. ¡Ojo! No digo que él fuera un genio arruinado por las circunstancias que le rodeaban, ni yo un inútil con éxito... directamente inútil a secas. Quizás incluso fuera un cafre desde el primer momento. Pero eso ya, por desgracia, nunca lo sabremos.
Espero que, esté dónde esté, si está en algún lado, descanse en paz. Ciertamente, no le guardo rencor, ni lo hice nunca.

2 comentarios:

  1. Hostia puta...no había leído nada al respecto. Helada me quedo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo lo escuché el sábado por la radio, mientras llevaba a mis padres a Cádiz... se me heló la sangre también.

      Eliminar