lunes, 28 de noviembre de 2011

Adiós

Habitáculo de tres por cuatro convertido a duras penas en salón comedor para familia numerosa. Sofá de tres plazas convertido en dos para poder colocar butaca roída y taburete de tres patas para los asientos restantes. Cuadros autofirmados y torcidos colgados en la pared. Estantes repletos de historias. Encuadernadas algunas, robadas al silencio de la nocturna oscuridad las otras. Día nublado. Tres de la tarde. Mesa de cinco con sillas y cubiertos para seis. No sé qué hago aquí. Debí escaparme ayer en el preciso instante en el que sus ojos (y los míos) vi humedecer. "¡Chicos, a comer!". Y ahí aparece una enrojecida nariz que, de no ser porque me la conozco mejor que la mía misma, diría que es de algún payaso de la tele. Pero de los que me gustaba ver de pequeño, no de los que hay ahora."¿Qué te ha pasado? Vaya ojitos me traes hija". "He pasado mala noche mamá". Ya somos dos, pensamiento que recorre mi interior y que exteriorizo con un "Sigues teniéndole miedo a las tormentas, ¿eh?". Me arrepiento de momento. Sus hermanos lo saben,  y su padre, tras la borrachera juntos de hace dos noches, supongo que también, lo cuál demuestra con un imponente "Basta de chácharas y a comer, que me muero de hambre" que corta el frío ambiente cuál sable afilado que aún conserva en su hoja la caliente sangre de mi piel. "Bienvenidos a las noticias de las tres, hoy la banda terrorista ETA, mediante el comunicado que ahora les mostraremos, renuncia a la lucha armada dando por...". "Vaya, no todo iban a ser malas noticias"- escupo-. "¿Cómo dices?". "Nada, nada, está todo delicioso señora, gracias". Pero justo en ese momento, justo cuando me dispongo a llevarme a los labios otro sabroso, y a la vez insípido bocado, suena la canción. No una cualquiera, no. Suena LA CANCIÓN. En mayúsculas. La que nos vio nacer como tú-y-yo. La que anoche sonaba al decirnos nuestro último adiós. Una punzada de dolor me atraviesa pecho y alma, partiéndome, no en dos, sino en un millón de frágiles pedacitos sin color. No lo soporto. Ni puedo, ni quiero. De la ímpetu con la que atravieso la casa hasta el inodoro, tropiezo estruendosamente rompiendo el marco de fotos que te regalé, y mi frente contra el bidé. Ahí mismo descargo mi ira, mi rabia, y hasta mi primera papilla. "¡Serás mentiroso! ¡me has dicho que te encantaba la comida!". "Y me gusta señora, le puedo asegurar que ha sido el mejor vómito que he probado en mi vida, sólo que me encontraba mal. Se ve que a mí tampoco me gustan las tormentas nocturnas". De vuelta al salón te observo. Te miro. Busco en tus ojos, tus preciosos ojos. Pero no te veo. Una gota de algo oscuro cae en el mantel. Es sólo coca-cola, iluso de mí, eso oscuro del contorno de tu mirada no son más que tus perfectas ojeras, no rimmel. "Creo que será mejor que me vaya. De nuevo muchas gracias por todo, y adiós".
Termina la canción.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Glances

Son miles las indiscretas miradas que se agolpan en el contorno de tu esbelta belleza al tiempo que se ahogan suspiros no correspondidos en la alberca de mi alma.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Sueños de una noche insomne

Los vi, te juro que anoche los vi,
anoche,
todos esos besos que no te di.
Anoche,
y me despertaron.
Anoche,
tus besos y los míos, y se masturbaron.
Anoche,
todos ellos risueños, anoche,
como luz de llama bailando en mi cama
llena de vacíos en botella, mi cama,
sin sueños,
ni besos,
los que anoche vi,
los que nunca te di,
los que siempre sentí,
los que me hicieron despertar,
anoche,
de nuevo sin ti.
Pero los vi, te juro que anoche los vi.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Cosas de la vida (V)

Anoche tuve una pesadilla.
Soñé que me hacía político.
Ambigüedad en mis palabras, un segundo apellido "Conbancho" y esta estupidez que me precede ultimamente...¡Joder! Era el político perfecto.
Todo se puso feo en el momento en el que me eligieron como presidente del gobierno, y tuve que justificar y excusar todas mis mentiras pre-electorales.
Menos mal que todo fue una pesadilla, y no un sueño, en cuyo lugar tendría un grave problema mental.

En fin, cosas de la política vida.

viernes, 11 de noviembre de 2011

De borderías está lleno el mundo, y yo también (Pornopolítica)

Confía en mí, yo sé qué hacer. Ven conmigo, cógete a mi mano y acompáñame allá donde yo vaya. Sígueme a tientas, a ciegas, a duras e inmaduras. Déjame que altere tu respiración, tus pulsaciones y hasta la vida, a golpe de dedazo acusador. Échate sobre mí si toco donde no debo, pero bota, sobretodo bota sobre mí. Vota sobre mí y mis Partidos Cojones y te prometo que yo te los tocaré a ti. Te prometo eso, y mucho más. Por prometer te prometo que después de votar te la meto. Pero por detrás, por detrás y por delante, a izquierdas si me esperas por derechas y viceversa, por el centro y, cómo no, para dentro. Para dentro siempre, pero para mis adentros, claro está. Que pueda seguir costeándome mi vaselina en forma de asesores de imagen y campaña, que pueda seguir dándote por culo, a ti, tu madre y tu padre, y, en resumen, a toda España. Dando por culo, que es lo que me gusta, como a los que prohibiré casarse si me da por ahí, si me sale de los...votos. Pero a mí me gusta más, ya que, por supuesto, "no hago lo que no me gusta que me hagan", que a mí a moralidad no me gana nadie, al menos a mi manera.
Un momento, ¿se escribía moralidad o molaridad? ¡Bah, qué más da!, los conocimientos los reservaré para mis borreguiles súbditos, pero tú vota, vota sobre mí y mis Partidos Cojones.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Pensarmientos

Aún sabiendo a dónde iba, me vuelvo a sorprender al llegar. Como siempre y nunca dejaré de hacer.
Blanquecinas capas que soportan mi caminar lento sobre las danzantes olas de humedad.
Cuatro paredes estrechas entre sí con aberturas a un pasado inmensamente mayor que ellas en significado y valor.
Abandonos de mí mismo que me acompañan en mi amarga y solitaria inexistencia.
Montones de ropa y sentimientos aún sin poner para cuando algún día de éstos me dé por crecer.
Termitas y tormentos que roen parte de mi pasado y de mi, al menos cercano, futuro, sin saber ni darse cuenta siquiera de que eso que muerden no es madera de este roble. Algún día tendría que deshacerme de ese estúpido e inútil materialismo.
Al calor de los recuerdos rememoro el frío que pasé bajo mi manta y tu cuerpo cuando aún era verano en el calendario, que no en el armario donde aún existen memorias ordenadas en una caja de cartón.
Fotos y retratos que tratan de indicarme que las ilusiones que muestran hace ya tiempo que se echaron a la mar en busca de aventuras en su barco de papel. Todavía me pregunto si llegaron a su destino, si es que tenían alguno.
Cómo ha cambiado todo desde entonces. Ya ni recuerdo en qué lugar del techo coloqué esos adhesivos con forma de estrella bajo los que te hacía sentir en ellas con un sólo roce de mi piel.
Sabía que debí dejar la pared tal y como mi alma, con desconchones, en lugar de pintarla con sangre y lágrimas de tinta sobre el papel.
Así al menos me sentiría en armonía con algo o alguien, y no me dejaría llevar por esta sucia rebeldía de infancia desaprovechada que por momentos hace acto de presencia en busca de caliente e inocente adolescencia.
En este instane es cuando levanto la vista y miro alrededor de mi interior pensando: "Debería adecentar esto un poco, quizás reciba una visita".
Y me río de mí mismo y mi ironía hasta el punto de llorar no sé si de ira y rabia o de soledad.